Casi siempre que como pescado lo hago de la misma forma, por lo que últimamente estoy mirando nuevas formas de elaborarlo para que no se vuelva repetitivo y me acabé por cansar. Rebozado y frito es la forma más habitual de hacerlo (al menos en mi casa), pero hay otras muchas opciones que son fáciles de hacer. El gallo en filetes es un pescado "fácil" de comer, ya que si le pedís a vuestro pescadero que os de los lomos ya limpios, no encontraréis espinas.

Esta receta la hice el fin de semana pasado y triunfo en casa. Tanto que apenas pude hacer una foto a lo que quedaba en la bandeja del horno, jeje.

Pelamos y cortamos las patatas en láminas, al igual que con la cebolla que la cortamos en juliana. Pondremos el conjunto a freír en abundante en aceite a fuego lento.  Una vez veamos que la patata está blanda, sacaremos todo escurriendo bien el aceite, y lo ponemos en la bandeja del horno extendiéndolo a modo de cama.

A continuación, colocamos los trozos de pescado por encima cubriendo por completo la cama de patatas. Echamos un chorreón de aceite de oliva virgen extra crudo y espolvoreamos nuestro crocanti de almendras crudas. El crocanti lo podéis comprar ya preparado o sino comprar almendras crudas enteras y machacarlas en el mortero. Prefiero la segunda opción porque así podemos dejar el tamaño del crocanti a nuestro gusto. Teniendo en cuenta todos los ingredientes de esta receta, la almendra pone el toque crujiente que combina perfectamente en el conjunto del plato.

Metemos la bandeja en el horno, el cual deberemos precalentar a 150º durante 15 minutos, y dejamos el pescado a 130º durante 20 minutos. Cuando lleve 10 minutos en el horno, incorporamos el vaso de vino blanco, regando todo el conjunto. Una vez transcurrido el tiempo, espolvoreamos perejil fresco picado (por favor, no uséis el seco de bote). Listo para servir.